Dunas de Erg Chebbi

Erg Chebbi, Merzouga, 100 km arena (50 cada día):

Por fin llegaron las dunas. Después de un briefing de conducción en arena, fuimos al waypoint de encuentro y allí deshinchamos ruedas. Al jeep en principio le pusimos 1.5 delante y 1.0 atrás, pero finalmente las dejamos en 1.0 y 0.9.

Se inicia el curso de dunas, en lomas pequeñas, y poco a poco el guía nos mete a los coches en líos cada vez más gordos. En este grupo, el jeep es el coche menos preparado. Los demás tienen más potencia a base de centralitas, amortiguadores, elevaciones, ejes…… todo lo que se pueda imaginar. Esta gente además ya llevaba unos cuantos viajes a Marruecos, por lo que tenían bastante experiencia en dunas. O sea, que somos los novatos y los más pequeñitos.

La conducción en arena es diferente a todo, y la verdad es que al principio se notó mi falta de experiencia. En dos subidas realmente importantes el coche me lo llevo el guía, que la verdad es un verdadero especialista en la arena.
Hicimos varias bajadas que ponen los pelos de punta, no se que pendiente podrían tener, pero seguramente cercanas al 45%. Estas bajadas se hacen despacio, y dando golpes de gas para que la parte de atrás del coche no te adelante. El jeep se portó bien, aunque se le notó la falta de potencia en algunas subidas en comparación al resto de la flota. Hay que tener en cuenta que los coches andan en más de 200 cv y un par de ellos de casi 400.

De todos modos, con algo más de experiencia seguramente habría subido todo. También me tuve que acostumbrar a cambiar en manual, porque los modos automáticos son demasiado lentos en subidas empinadas y de arena blanda, y hacen que el coche pierda inercia y se achique.

En un par de ocasiones me remolcaron con eslingas, una en una cuesta imposible (o eso parecía) y en los descuelgues que hay que hacer al llegar a las crestas de las dunas, que me quedé corto. Todo se solventó sin problema, aunque me dio algo de rabia. La próxima, lo conseguiré.

A nivel mecánico de momento sin problema, eché en falta un desconectador de ABS, que en alguna cuesta de las espectaculares no era capaz de disminuir la velocidad del coche.

La defensa delantera se hinchó a comer arena, pero de momento sin rasguños.

Finalmente, el curso de arena fue una pasada, porque subimos a todas las dunas altas del Erg Chebbi, y realmente hay que estar allí para ver los paisajes, la caída del sol, y las sensaciones de subir rampas que nunca intentaría subirlas solo y bajar otras que no pensaría tirarme por allí ni andando……

La comida la hicimos al borde de una cresta, con una olla gigante a la derecha por encima de la cual llegamos ascendiendo por el lado opuesto. Justo después de arrancar, llego la bajada más salvaje y larga de todo el curso, una “V” entre dos dunas, recta, y que debía tener más de 200 metros de desnivel.

A partir de ahí fuimos cresteando por dunas pequeñas hasta el hotel, y la hora de sol que quedaba la aprovechó el guía para llevar a la gente más experimentada a zonas más complicadas.

 

Dunas de Erg Chebbi
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